Siguen las dudas en los mercados financieros sobre Grecia
Los mercados siguen nerviosos, y no tienen claro aun el riesgo griego. Cuando se conoció el paquete de ayuda de 50.000 millones de euros para financiar la deuda pública griega, el panorama empezó a aclararse, pero ahora saltan a la escena nuevas cifras muy superiores para conseguir que el estado heleno no quiebre. En concreto 80.000 millones de euros.
Es difícil cuantificar el importe total necesario para estabilizar las cuentas públicas del país, pero en realidad lo que el mercado desconfía es de la veracidad de los datos estadísticos que todo parece indicar han sido maquillados sistemáticamente hasta llegar a una situación crítica como la actual. Este desconcierto ha hecho que los inversores metan en la misma cesta la deuda de otros países como Portugal, Irlanda y España. Las diferencias son claras y abundantes, pero la principal es que mientras Grecia se encuentra con unos problemas económicos estructurales que requieren de grandes esfuerzos a realizar en un largo periodo de tiempo, los otros demás no necesitas de decisiones tan urgentes y contundentes para corregir los desequilibrios fiscales ocasionados por las ayudas públicas al sector financiero y a la economía productiva puestas en marcha para sortear lo que todo parecía indicar sería una gran depresión.
En conclusión, los mercados temen lo que desconocen, y por tanto las dudas sobre las medidas puestas en marcha para estabilizar los déficit público y la deuda, colocan a países como España en un examen permanente y meticuloso de su economía. Probablemente los mercados están reaccionando de forma exagerada, pero al tratar de anticipar el escenario económico futuro, terminan desconfiando de la capacidad real de los gobiernos para tomar decisiones necesarias pero con coste social, perjudicial para sus intereses electorales, dudando de las políticas puestas en marcha para hacer frente a un descenso tan brusco de las principales magnitudes de la economía española.